lunes, 10 de octubre de 2011
Perversiones bajo cero
lunes, 3 de octubre de 2011
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Ocurrió. Quizá llevaba años siendo de esa forma, puede que esa vorágine sentimental no me dejara verlo o quizás lo asumí pronto, en ese momento en el que cruzamos la primera mirada. La iba a querer toda mi vida.
Huir significa ir a buscarte. Volcar en un papel cientos de palabras con tu remite oculto en ellas es lo mismo que llamar a tu portal y declararme sobre en mano, pero no de rodillas; quiero tus ojos lo más cerca posible de mis pestañas. Acentuar cada 'ella' con tu nombre es la única manera en la que he aprendido a besarte; resulta difícil cometer faltas de ortografía si decides inspirar. Recordar tus piernas deslizándose debajo de tu vestido es el acto onanista más sublime que puede concebirse. Verme en tus ojos es perderme, dejar de ser, llegar a ese punto en el que dejo de estar en el suelo y el mundo deja de formarse en tercera persona, la realidad se reduce a la sonrisa de tus labios superiores y a la curva de tu ombligo con mi boca y quedamos sólo tú y yo. Y comprendo, entonces, que vivir es eso. Vivir es verte en las pupilas de quien no quieres que pestañee jamás mientras estés delante. Vivir es no dejar de temblar a un centímetro de ella. Vivir es pensarla y no desgastarla, sino quererla más. Vivir es esperarla una vida... y que aparezca. Vivir es desnudarla y seguir mirando sus ojos mientras la tocas. Vivir querer soñarla y hacerlo tres noches seguidas. Vivir es amarla. Vivir es ella. Ella, que hace los 'ella' más bellos si cabe cuando ella los viste.
Es poesía. Poesía que desgarra, poesía imposible de escribir. Poesía que quema gargantas cuando es leída. Poesía que obsesiona porque sabes que jamás serás capaz de escribirla. Poesía que abrasa y congela.
Es el acto más íntimo que tengo.
Escribirle es la única forma que tengo de quererla.
'Y tú ni siquiera lo llegas a notar...'
http://www.youtube.com/watch?v=BWGbpimwe1c